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En la Sierra Oeste de Madrid a 74 km de la capital, se encuentra la localidad de Valdemaqueda, segunda residencia de madrileños que ascienden a estas montañas para disfrutar de sus paisajes y tranquilidad y que a buen seguro, estos días que estamos sufriendo todos por el dichoso virus, estarán echando en falta.

Un pueblecito que se ha sostenido tradicionalmente en la producción de arcilla, muy abundante en el valle del río Cofio, donde se alza el Puente Mocha (puente romano y principal monumento del municipio) y en la industria maderera, gracias a sus frondosos bosques de pino y encina, que abastecieron de madera al Monasterio de El Escorial durante el siglo XVI, cuando este edificio fue construido, y lugar del que se enamoró el protagonista de esta historia.


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José María, con problemas de salud por una discapacidad, decidió recorrer 400 Km desde su ciudad natal (Zaragoza) hasta este pueblo tan hermoso, para reabrir un negocio. Él, habituado a superar retos en la vida, se encontró con uno muy grande: hacer funcionar un negocio del cual tenía pocas referencias. Y además, se encontró un obstáculo nuevo: nunca había usado un ordenador para su trabajo. Pero como especialista en superar obstáculos en la vida, sabe que la mejor solución es siempre confiar en quien más puede ayudarte.

Paco Huertes, Formador Genius en Madrid, contactó con él y estuvo en todo momento a su lado para explicarle el funcionamiento del sistema, transmitiéndole "la tranquilidad y seguridad" que él necesitaba para llevar a cabo su negocio. Poco a poco ha ido aprendiendo y ya es todo un experto... Bueno, no, no es cierto. Pero sí es totalmente autosuficiente con un sistema de gestión informático. Y eso, al fin y al cabo, "¿no es de lo que realmente se trata?".

Pero aún tenía una prueba más que superar. Su enfermedad iba a más, y tuvo que cerrar. Y esta prueba la superó a base del coraje que le transmitió su familia y los vecinos de Valdemaqueda. Como ya hicieran en siglo XVIII, ante los elevados tributos que debía abonar al marquesado y las prohibiciones de siembra en buena parte de las tierras de labor de su área de influencia, la gente de la población animó a José María a reabrir el negocio, le visitaron en casa y le dieron el coraje necesario. Y éste lo hizo, apoyándose en dos nuevos empleados: Javier, al pie del cañón, y Strator, como su centro de control.

Javier, al igual que antes José María, recibió todo el soporte de Paco Huertes, hasta que el comercio pudo, por fin, volver a dar servicio en Valdemaqueda. No sé a vosotros, pero esta historia debería inspirarnos a todos. Con solidaridad y esfuerzo, se puede salir adelante. Y con buenos amigos.


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​José María, su empleado Javier, y el Formador Genius Strator, Paco